domingo, 6 de junio de 2010

El síndrome de la hoja en blanco.

Voy a comentar de algo que me afecta mucho (muchísimo) y que seguramente a mucha gente también lo sufrirá pero a lo mejor no lo saben. Sufro del aterrador "Síndrome de la hoja en blanco” (que miedo).
Esta nueva enfermedad afecta casi la totalidad de nuestro cerebro, en especial nuestra parte creativa. El momento donde ataca es cuando estamos frente a la hoja de Word, maquina de escribir, cuadernito o simplemente un rollo de cocina bloqueando nuestras neuronas y poniéndonos cada vez más nerviosos porque pasan los minutos, las horas, y la hoja sigue EN BLANCO (este es el momento en que te tenes que asustar).
Esta gran enfermedad viene desde hace siglos, la leyenda cuenta que un tal Moisés sufrió de este mismo problema al tener que escribir 10 mandamientos (en su caso la enfermedad se llamaba “La concha de Dios que me mandó a tallar sobre piedras”) y, enojado, lo primero que se le ocurrió escribir fue: “Puto el que lee”, algo que al señor no le gusto entonces le tuvo que dictar lo que tenía que poner.
Este síndrome no diferencia entre color, clases sociales, sexo, ni nada, afecta a todo el mundo por igual, desde "gente" como Alcides que desde "Violeta" que tiene la hoja en blanco (si es que tiene hojas) hasta la pobre gente de Clarín, que tienen la hoja de las buenas noticias en blanco.
En cuanto a mí me afecta todos los santos días, se darán cuanta por que le estoy dedicando una publicacion a esto que no tiene ningún sentido. PERO TRATÉ DE BUSCAR SOLUCIONES.

- Cambie el color de la hoja, no se si va a solucionar el problema pero cambia el nombre del síndrome.
- Si no se le ocurre que escribir, plagie, Jorge Bucay hizo lo mismo y sigue vendiendo libros a lo pavote.
- Coma caramelos, chocolates, turrones, mierda o lo que tenga a mano para masticar. No lo hará más creativo, pero calma la ansiedad.
- Hable con amigos, el colectivero, el que maneja el remis, la vieja de al lado, o quien sea para que le de un tema sobre el cual explayarse.
- Déjese de romper las bolas con querer escribir y dedíquese a quemar su cerebro con el programa de Tinelli.