martes, 18 de agosto de 2009
Yo no lloro
.. Y es irónico, porque lo primero que hice en mi vida, después de respirar, fue llorar. Y creo que todavía respiro, pero ya no lloro. No lloro porque no quiero, no loro porque me cansé de llorar, no lloro porque ya lloré demasiado, no lloro porque creo que acabé mi stock de lágrimas para una vida. No lloro, sencillamente, porque no tengo ganas, porque no se me canta; y si me pongo en pelotudo podría decir también que no se me baila, o a lo mejor que no me pinta, no me nada. Yo no lloro y punto. Y sigue siendo demasiado irónico porque desde que me acuerdo, lloro y lloré. Porque algún recuerdo de los 2 o 3 años, es llorando. Otro recuerdo de los 5 también, el de los 8.. Es irónico porque mi hermano hasta me llegó a apodar "lloron", de tanto que lloraba.. Y también me acuerdo de dos meses que llore sin parar cada vez que me iba a dormir, a los 4 años.. y también me acuerdo de un mes de llorar desde que me despertaba hasta que me iba a dormir, este año. Y también me acuerdo de cada una de las veces que lloré por una "mujer", y también me acuerdo de las veces que lloré por amigos.. O sino me acuerdo de las traiciones por las que lloré, o todos los desamores, o todos los dolores.. y y la verdad que no quiero llorar más. Y no lloro. Y sigue siendo irónico, porque no llorar no sólo implica no llorar. No llorar, de alguna u otra forma, es anestesiarse, y la anestesia no es local. No llorar es amputar la capacidad de emocionarse. Y el amor también es una emoción, y la alegría, y el placer, casi todo. Pero yo no lloro.. ni siquiera he llorado esta amputación.. ni la muerte de algúna gente, ni el nacimiento de mis sobrinitos, ni mis fracasos, ni mis logros. Ni alegrías, ni tristezas.. de un tiempo a esta parte. Yo ya no lloro. Y (cómo todo en mi vida), que yo ya no llore tiene cierta lógica. Yo ya no lloro porque conozco mi propia capacidad de llorar. Ya no lloro porque entiendo que no hay algún límite en una vida para las lágrimas, y si empiezo a llorar de nuevo, tengo miedo que esas lagrimas sean como el hambre, que crece a medida que uno se alimenta. Ya no lloro porque lloré tanto que supongo que alguna vez pensé que no llorar era la única forma de alcanzar parte de la felicidad. Ya no lloro porquea lo mejor en algún momento, decidí declararme incapacitado para llorar, o incompetente para la tristeza. Por eso, yo ya no lloro, y sigo sin llorar. Y es cada vez más irónico, porque llegado este momento, ya no me cabe duda sobre la principal solución a casi todos mis problemas, y esa solución, indiscutiblemente, es llorar. Porque ya no lloro, voy a llorar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario