Peor que la convicción del
"No", no es la incertidumbre del
"Tal vez", es la desilusión de un
"Casi". Es el "casi" el que incomoda, entristece, que mata trayendo todo lo que podría haber sido y no fue. Quien
casi ganó,
todavía juega, quién casi murió
está vivo, quien casi amó,
no amó. Basta pensar en las oportunidades que se escurrieron, en las chances que se pierden por el miedo. Me pregunto a veces, ¿qué nos lleva a elegir una vida tibia? Si la virtud estuviese en medio término, el mar no tendría olas, los días serían nublados y el arco iris en tonos de gris.
La nada no ilumina, no inspira, no aflige ni calma, apenas amplía el vacío que cada uno trae dentro de sí. Ni la fe mueve montañas, ni todas las estrellas están al alcance, pero preferir la derrota previa a la duda de la victoria, es desperdiciar la oportunidad de merecer. Para los errores existe el perdón, para los fracasos, oportunidad; para los amores imposibles, tiempo. De nada sirve cercar un corazón vacío o economizar el alma. Un romance cuyo fin es instantáneo o sin dolor, no es romance. No dejés que la melancolía sofoque, que la rutina acomode, que el miedo te impida intentar. Desconfia del destino y cree en vos.
Gasta más horas realizando que soñando, haciendo que planeando, viviendo que esperando, porque aunque quien
casi muere
está vivo ... Quién
casi vive,
ya murió.
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